Josep Lluís Sert
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El edificio del que trata el octavo P L O T, es una de las obras maestras que existen en la montaña de Montjuïc, un edificio que ha sido capaz de adaptarse al paso del tiempo y desarrollar su polivalente función. Se trata del Centro de Estudios de Arte Contemporáneo (CEAC), primer museo de arte contemporáneo de Barcelona, catalogado como bien de interés cultural el 18 de julio de 2006.
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Descripción General
Inaugurado el 10 de junio de 1975, el centro de estudios de arte contemporáneo destaca por su rigor compositivo y su lenguaje abstracto. Concebido después de la construcción del estudio para el artista Joan Miró en Mallorca, y previa construcción de la Fundación Maeght, construida por el mismo Josep Lluís Sert en 1964, en St. Paul de Vence. Dichos precedentes influyeron directamente en el arquitecto durante la construcción de la fundación, sobretodo en aspectos referentes a organización de espectáculos o el recorrido, el “promenade” del propio visitante por la exposición.
Fue ampliada en dos ocasiones, en 1987 y en 2001, bajo la dirección del arquitecto Jaume Freixa y siguiendo los dibujos originales de Josep Lluís Sert. La composición volumétrica formada por yuxtaposición de volúmenes confieren a la fundación un aspecto abstracto, destacando sobre los demás la torre, de perímetro octogonal, que preside el acceso y enfatiza la posición urbana de la misma. La singularidad de esta torre viene acompañada de un programa funcional, también singular a su modo, cómo son los espacios de biblioteca o sala de actos. Quizá sea éste el elemento más marcado de la Fundación, lo vemos en fachada, nos sorprende, y luego lo olvidamos. Se trata de una acentuación plástica, de algo que encontramos al principio de nuestro camino, que dejamos atrás.
Fue proclamada bien de interés cultural el 18 de junio de 2006 por la Generalitat de Catalunya.
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Análisis
En palabras del propio Bruno Zevi, en relación a la Fundación Miró de J. L. Sert:
“Si la peculiaridad de una obra de arte consiste ante todo en su mensaje ambiguo, polisémico, es decir, en la capacidad de poder ser interpretada de formas siempre diversas y a menudo contradictorias, basta con visitar el centro de estudios de arte contemporáneo para percatarse del grado de complejidad expresiva alcanzado por Josep Lluís Sert.”
Bruno Zevi
Urbanístico_ El edificio de la fundación Miró se integra en un paisaje ya modificado y diseñado por otros, cómo es la montaña de Montjuïc. Colocada en Av. Miramar, un lugar de vistas privilegiadas, no pretende en ningún caso mimetizarse con el paisaje de forma cromática o topográfica, sino que mantiene un aspecto autónomo y sobresaliente.
El acceso es la prolongación de la plaza a la que da la fachada principal, con frente cóncavo y quebrado, que le otorga un carácter urbano. Se accede mediante una amplia rampa que acompañada por una marquesina (un “lleno” llamativo que es en cambio un “vacío”), fijan la vista de manera frontal enmarcando la puerta de acceso (absolutamente vidriada), dichos elementos mediante una visión frontal permiten admirar la transparencia del edificio, una de las estrategias que lo definen, y las magníficas vistas sobre la ciudad de Barcelona.
La torre octogonal que enmarca el contexto, consigue crear un hito en el volumen, dirigiendo la mirada hacia el mismo.
Arquitectónico_ La claridad de formas, las proporciones utilizadas, los altos techos, la iluminación natural indirecta y la correcta ordenación espacial son las principales características por las cuales el edificio sigue siendo vigente hoy día. Se trata de varios volúmenes de diferente dimensión y perímetros diversos, los que anexionándose los unos a los otros, y utilizando los patios como elementos de comunicación, dotan al conjunto de transparencia y enriquecen el espacio, basándose en una descripción aditiva de volúmenes horizontales y verticales.
La Fundación Miró se encuentra cargada de disonancias de espíritu aleatorio, se trata de cierta bipolaridad que caracteriza las obras de Sert. Una de las más evidentes es la escultura que preside el acceso de la misma, “Lugar de encuentros” de Chillida, y no una del propio Miró. La estaticidad a que puede inducir la forma cuadrada del patio principal se contradice con la no simetría clásica del volumen que lo rodea, no existe axialidad; las diferencias se definen según las necesidades del itinerario a recorrer. Aquí es dónde se ve reflejado el manierismo del arquitecto en cuanto a la composición volumétrica del conjunto, atendiendo no sólo a criterios de forma o clásicos, sino también a criterios funcionales.
La protección de las obras de arte era un punto que debía ser tratado con especial cuidado, es dónde Sert propone recogerlas en la intimidad de la fundación, no exhibirlas en un escaparate. Para conseguir esta intimidad el recorrido de los visitantes se percibe, pero no se impone, todo ello mediante un mecanismo de transparencia. Dicho mecanismo sirve al arquitecto para crear un espacio abierto y rico, lleno de sutilezas y matices. En palabras de Bruno Zevi:
“…que el edificio tenga en cuenta el ambiente pero no se pierda en él, …”
Bruno Zevi
El lenguaje se encuentra también en proceso de cambio, de evolución lo llamaron algunos. Roland Barthes, refiriéndose al urbanismo planteó años atrás, la relación entre elementos fuertes y elementos neutros, y de cómo ésta consigue definir la ciudad, atribuyendo cada vez mayor importancia a los elementos vacíos. Se trata pues, en arquitectura, de repensar el espacio vacío, los espacios no marcados, los elementos neutros. Otro ejemplo de esto es el ensayo de Rem Koolhaas “La ciudad genérica”, dónde se expresa una inquietud semejante. La Fundación Miró es un ejemplo perfecto de cómo definir el vacío mediante llenos (muros, tabiques, …); es la relación espacial entre elementos neutros la que confiere al espacio su riqueza.
Que los elementos “no marcados” sean más relevantes que los “marcados” es una comprobación esencial para “saber ver” la arquitectura…
Bruno Zevi
El tratamiento del vacío (el espacio) es el que consigue que la Fundación Miró nos cautive de este modo. En una época confusamente ecléctica es dónde la importancia del lenguaje arquitectónico cobra mayor importancia, y es ahí, dónde Sert consigue realizar ese ejercicio de coherencia; analizando las alternativas y las intensidades de los espacios interiores y exteriores.
El discurso arquitectónico de Sert se mueve entre elementos no marcados, y de la estrecha relación que entre ellos se sucede.
Circulación y Patios
La fuerte influencia que Le Corbusier tubo en la arquitectura de Sert se refleja en muchos puntos de su arquitectura, uno de ellos es la solución que utiliza para el diseño de las circulaciones y del patio central, alrededor de cual se organiza todo el edificio, dónde utiliza como medida de proporción del Modulor.
La circulación crea un recorrido que empieza en el mismo punto que termina, se trata de un recorrido en espiral que no requiere repetir ningún espacio expositivo. Además de otro recorrido “público” para aquellos visitantes que no accedan al centro para admirar las exposiciones, sino para visitar la biblioteca, librería, cafetería, o tienda. La circulación interior se extiende a patios, jardines y cubiertas, lugares en los que la exposición tiene cabida también. En dichos lugares, se exponen piezas de escultura, que por su naturaleza, no tienen requisitos de luz tan exigentes como la pintura, murales, …
Circulaciones y patios se entrelazan entre si para conformar vacíos, espacios. Pero, ¿por qué se entrelazan volúmenes no marcados? La respuesta es sencilla, para conseguir que sea el propio espacio el que predomine (el vacío), antes que el perímetro del mismo o su posible percepción como elemento fuerte. Precisamente, por esta razón, el patio principal que podría tratarse de un hexágono u octágono, es un simple cuadrado, para reforzar las relaciones espaciales entre los diferentes puntos que éste comunica, antes que el propio patio en si.
Las salas se conectan mediante rampas que comunican varios niveles interiores, permitiendo así la contemplación de las obras de arte desde los puntos de vista más diversos. Las estrategias de cambio de altura, no sólo en el techo, sino también en el pavimento, consiguen crear dinamismo dentro del recorrido, que mantiene en todo momento el contacto visual y espacial con el resto del conjunto.
Los patios acompañan el recorrido principal del visitante, consiguen dar sensación de amplitud al espacio y relacionar las diferentes piezas que conforman la fundación. Hacen intuir que está por venir, pero no vislumbrarlo de forma directa. Las galerías de exposición formadas por varias salas completamente blancas se distribuyen de forma centrífuga alrededor del patio acristalado, a modo de “impluvium” romano, respondiendo a un modelo típicamente mediterráneo.
La Luz
La orquestación de las fuentes de luz es primordial en cualquier proyecto de arquitectura, no basta con un “agujero en la pared”, como decían los barrocos. La luz debe arrebatarse de la atmósfera y elaborarse. El lenguaje de Sert no aspira a crear misticismos o dramatismos, sencillamente pretende una iluminación indirecta, adecuada para las obras de arte a contemplar, y que esta iluminación permita obtener al espacio una sensación de inacabado, de infinito, ocultando el límite del mismo; ampliando de alguna manera el límite del espacio, dilatándolo. La luz artificial pretende emular el efecto de la luz natural y se colona en los mismos lugares de dónde ésta proviene.
La materialización de estos elementos de luz son unas bóvedas levitantes, “descubiertas”, que gracias a su geometría consiguen una luz difusa pero nunca directa, protegiendo así las obras de arte del interior.
Estructura y Materiales
Estructura de hormigón armado, con forjados realizados mediante pequeñas bóvedas de cañón, permitiendo en las salas superiores que dichas bóvedas hagan llegar la luz a los puntos más altos.
En este proyecto Sert repite muchos temas ensayados en la Fundación Maeght, aunque la contención en los colores y los materiales utilizados en los acabados ayudan a que el edificio se perciba mucho más unitario.
Muchos de los materiales utilizados provienen de la arquitectura popular catalana como la cerámica del solado o la cerámica roja del interior, el color blanco, las bovedillas de los techos o los listones de madera de los escalones. Predomina sin duda el hormigón visto, tratado de tal manera que parezca blanco y en el cual las huellas de los encofrados son reforzadas con placas prefabricadas de superficie granulada, dónde la textura del hormigón cobra fuerza y plasticidad. La modulación que se puede apreciar en fachada es un guiño al racionalismo y a la prefabricación.
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Reportaje Fotográfico
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P L O T
Sin duda, una de las mayores virtudes de este magnífico edificio es la flexibilidad de uso, que ha permitido que el edificio evolucione y desarrolle su actividad a lo largo del tiempo. Así como su crecimiento en varias ocasiones.
Otra característica singular es el recorrido interno, que refuerza la flexibilidad antes mencionada, además de conseguir mediante los patios y la iluminación cenital, una riqueza espacial muy singular. Arquitectura funcional, racionalista y mediterránea.
Los lucernarios, leit motiv del proyecto, debido a la fuerte intensidad de la luz que consiguen captar, han sido cubiertos por unas lamas que tamizan la luz y disminuyen su intensidad, excesiva como decimos, para algunas obras de arte.
Otra pequeña molestia, la encontraos en el recorrido de acceso a la biblioteca “público”, que sin embargo, debe atravesar la exposición debido a la naturaleza transparente y abierta de la escalera. Problema que ha sido solucionado con personal de vigilancia.