EMBT – Enric Miralles y Benedetta Tagliabue.

P  L  O  T  _  Projects List of Our Time

El sexto artículo nos muestra el proyecto para el Nuevo mercado de Santa Caterina del estudio de arquitectura EMBT Associats – Enric Miralles y Benedetta Tagliabue. Situado en el corazón del distrito de Ciutat Vella, actúa como contrapunto de la Catedral de Barcelona y se construye sobre sus propias ruinas.

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Descripción General

Este emblemático edificio se asienta encima del antiguo mercado de Santa Caterina, que a su vez se encuentra sobre las ruinas del Convento que lleva su nombre. En 1997 el ayuntamiento de Barcelona convocó un concurso para remodelar dicho espacio, concurso que ganó el estudio de arquitectura EMBT Associats,  a cargo de los arquitectos Enric Miralles y Benedetta Tagliabue. Situado próximo a la catedral de Barcelona, en el barri de Sant Pere.

La intervención incluye un espacio museístico de las ruinas encontradas durante la obra (Convento de Santa Caterina), y viviendas sociales para gente mayor. Intenta dar respuesta a varios aspectos urbanísticos del barrio. Haciendo incapié en la redistribución del espacio público como un espacio colectivo donde debe darse un equilibrio y una convivencia entre personas de tipologías muy diversas, en un lugar de callejuelas estrechas y sinuosas.

La planta de unos 7.000m² de superficie (100×70 m²), está delimitada por los antiguos muros perimetrales del mercado original. El proyecto consta de dos plantas subterráneas, donde se encuentran aparcamientos y un espacio destinado a la recogida de basuras, así como otras dependencias necesarias para el funcionamiento del mercado.

El proyecto que ganó en 1998 necesitó de un proceso intenso durante los dos años siguientes, concluyendo en un proyecto básico que incluiría las modificaciones que la información histórica les había brindado en el momento de realizar la excavación. En el año 2000 falleció Enric Miralles, fué su mujer, Benedetta Tagliabue, quien se hizo cargo de finalizar las obras del mercado.

 

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Análisis

Urbanístico_ Ubicado en el barrio de Sant Pere y Santa Caterina, de trazado medieval (calles estrechas, retorcidas y en­trelazadas) se mantiene una actividad arraigada desde sus orígenes: el trabajo textil, transformado hoy en día en actividad comercial. El mercado se encuentra, por tanto, en pleno centro histórico de la ciudad de Barcelona. Las calles que rodean al mercado, tienen una configura­ción similar entre ellas, sinuosas y estrechas. La mayoría son de plataforma única sin diferenciación de materiales para el espacio del peatón y el rodado, dándo prioridad al peatón.

Mirando los alrededores del mercado podemos apreciar que la fachada principal se abre a una avenida que comunica el mercado con la Plaza de la Catedral, Avenida de Francesc Cambó, creando un espacio plaza delante del mercado gracias a su dimensión.

Uno de los aspectos importantes del proyecto fue el de continuar la avenida Francesc  Cambó hasta llegar al “forat de la vergonya” y acabar así, el recorrido des de la plaza de la catedral. EMBT recupera una la visión medieval de la calle entendida como vacío, y por lo tanto, esapcio público. Esta continuación se lleva a cabo derruyendo parte del barrio para conseguir esa comunicación. Se construyen con dicho fin unos volúmenes a semejanza de los existentes en el barrio, sin ninguna alineación, dando como resultado una calle en negativo.

La renovación del barrio de Santa Caterina tiene como prioridad la redistribución del espacio público como un espacio colectivo donde debe darse un equilibrio y una convivencia entre personas de tipologías muy diversas. Una de las líneas maestras de la remodelación es priorizar el papel de los peatones por delante del tránsito de vehículos. La mejora del espacio público comporta cambios en el mobiliario urbano, como es el caso de los contenedors de basura, consiguiendo así liberar el máximo espacio público posible.

En la zona posterior del mercado se gen­eran dos plazas, una más exterior que realiza el contacto con la trama urbana existente, y otra más privada que sirve de colchón a las viviendas. Gracias a la configuración en planta y retranqueo de las viviendas se generan dos espacios diferenciados, el volumen que pretende dominar la plaza más exterior, es el que contiene la parte museística del mercado. Es en este punto donde la estructura se manifiesta hacia el peatón de forma más clara y contundente.

Arquitectónico_ El edificio del mercado debe dar cabida a unos 70 puestos de venta, además de una serie de espacios de servicio. La zona central está reservada a los vendedores, es donde encontramos las paradas, este espacio también convive con una zona de información y otra de autoservicio (un supermercado que vende todo aquello que no se puede encontrar en el propio mercado). Las ruinas encontradas durante la construcción del nuevo mercado pueden ser observadas tanto desde el exterior  como desde el interior del mercado (que dispone de su propio ambiente). En el perímetro se encuantran varios comercios que aumentan los servicios del conjunto.

La organización básica en planta responde a cánones clásicos, dividiéndose espacialmente en tres naves, la mayor de las cuales, con una luz ligeramente superior a los 40 metros, se dispone en el centro.

La traza de los puestos de venta que se encuentran en el mercado, acaban siguiendo la fuga principal del conjunto. En un principio, se quiso, por parte del estudio EMBT, respectar las trazas que se habían encontrado como elemento configurardor y distributivo de los puestos, pero esto no acabó de convencer a los comerciantes, quienes no veían viabilidad en la propuesta, siendo esta demasiado caótica para el comprador. El elemento más llamativo del espacio interior, es sin duda, la cubierta, que crea un ambiente cálido gracias a su construcción en madera laminada.

Fachada

Del antiguo edificio se conserva la fachada porticada original, recontruida el 1988 y las paredes laterales. La fachada sur y la cubierta fueron los elementos a rehacer conjugando la tradición y la modernidad, utilizando materiales como la madera, el metal y la cerámica. Las piezas de madera que salvan la distancia entre la cubierta y la fachada existente del antiguo mercado pretenden asemejarse a las antiguas cajas de madera que se utilizaban para transportar el alimento.

Una parte de la fachada que da a la Av. Francesc Cambó tuvo que ser derribada por motivos técnicos, para diferenciarla de la original la balaustrada de la misma se reconstruyó de manera diferente, girando cada uno de los balaustres. Detalle que muestra la sutileza con que se realizó el proyecto.

Fachada principal (La Cubierta)

Sin ninguna duda la fachada principal, y elemento emblemático del mercado, es la cubierta ondulada y colorida, que pretende reproducir los colores de los alimentos que se pueden encontrar en su interior. Es visible únicamente des de los pisos superiores de los edificios que lo rodean, el techo les pertenece y actúa como una especie de espejismo al reflectarse en sus fachadas.

La cubierta está formada por distintos arcos de madera que están unidos por otras vigas metálicas llamadas vigas tipo V, que se van ocultando o mostrando a lo largo de la cubierta. Estas vigas forman la pendiente en sentido longitudinal sobre las cuales se apoyan los canalones. Sobre ellos se colocaron dos capas de madera, dispuestas entre si a 90 grados,  sobre las cuales se colocan unos rastreles de 4x4mm, entre ellos la lana de roca, y sobre ellos una nueva capa de dos laminas de madera. La última de las capas es la impermeabilización, se utiliza una material especial, Sikabond (armado con fibra de poliéster), que permite adherir directamente la pieza cerámica, siendo esta el material de acabado.

Las canales de recogida de aguas tienen una ligera pendiente que permite desaguar la cubierta en la fachada de la Av. Francesc Cambó, donde están los únicos bajantes de toda la cubierta, ocultos en uno de los pilares árbol (el más ancho de cada racimo).

La composición hexagonal, de aproximadamente un 1m2, formada por 36 pequeños hexágonos cerámicos, es el módulo base al que se le asigna un único color. En total fueron 325.000 piezas cerámicas de 67 colores distintos.

Estructura

La estructura coincide con la organización tripartita de la planta. La nave central no conserva ningún elemento estructural del viejo mercado, en cambio, las naves laterales de 14 metros de luz conservan las viejas cerchas de madera, que han sido restauradas o sustituidas.

Sobre la parte central de las dos grandes vigas arrancan los tres arcos metálicos atirantados, de más de 40 metros de luz y 8 metros de flecha, de los cuales cuelga una compleja red de vigas metálicas trianguladas suspendidas en su parte central, apoyándose en sus extremos por las ramificaciones de unos singulares árboles metálicos.

Precisamente, fueron estos tres grandes arcos los que comenzaron la construcción de la estructura de la cubierta. Dichos arcos fueron tesándose de forma progresiva según iba avanzando la obra y, por lo tanto, cargando la viga de 40 metros de luz. Al no existir pilares intermedios, de ellos cuelga gran parte de la cubierta, permitiendo que ésta parezca suspendida en el aire. El impacto visual de estos arcos en el interior, se realiza de forma discontinua, esto es, que al no visualizarlos de forma completa el espacio se percibe de manera más irregular, consiguiendo desmaterializar la forma circular del mismo.

El soporte primario de la estructura de la cubierta es un conjunto de 7 pilares, 3 dispuestos paralelamente a la fachada Oeste y 4 a la fachada Este. Cada grupo de dos pilares soporta una de las vigas postesadas, con sección “en T”.

 

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Reportaje Fotográfico

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P    L    O    T

Otro de los más conflictivos es la pérgola que los arquitectos habían diseñado inicialmente y que, según los autores de la rehabilitación, haría más visible el mercado desde Via Laietana, al tiempo que articularía la perspectiva entre la avenida de Cambó y el interior de la Ribera. Sin embargo, según los planes municipales, la pérgola, concebida como un voladizo de corte escultórico irregular en madera y metal, como el techo interior del mercado, será sustituida por un monumento a los castellers de 20 metros de alto, obra de Antoni Llena. No obstante, ni los representantes vecinales ni la propia Benedetta Tagliabue, tiran la toalla. La impulsora del proyecto confía en que se acabe construyendo la pérgola junto a Santa Caterina, puesto que, de lo contrario, “la obra se encuentra inacabada”.

Extracto del diario: “El Periódico”

El tema de la pérgola merece la pena desarrollarlo, ya que a nuestro parecer enlaza con el giro de 90º que se le realizó a la cubierta en un momento determinado del proyecto. Una de las diferencias básicas entre el proyecto que ganó el concurso en 1998 y el que se construiría después es el giro de 90º que se le otorgó a la cubierta. Este giro responde, suponemos, a condicionantes tanto estructurales como de circulaciones. Ya que el giro de la cubierta consigue dinamizar los recorridos interiores de los usuarios y refuerza la direccionalidad y conexión entre los dos accesos principales.

Creemos pues; que la pérgola, además de tener connotaciones visuales respecto al resto de la ciudad; es un remanente de esa primera propuesta, en que la pérgola podría considerarse como extensión directa de la propia cubierta, ya que tiene su misma direccionalidad; aspecto, este último, que se pierde con el giro.

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