Carlos Ferrater, José Mª Cartañá y Alberto Peñín.

P  L  O  T  _  Projects List of Our Time

El quinto artículo analiza el edificio del Palacio de Congresos de Cataluña de los Arquitectos Carlos Ferrater, José María Cartañá y Alberto Peñín, quienes realizaron un detallado estudio de este magnífico conjunto, en el que los recorridos y la luz prevalecen en el espacio interior como eje conductor del proyecto.

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Descripción General

El edificio es símbolo de la Barcelona contemporánea. Diseñado por los arquitectos Carlos Ferrater, José Maria Cartañá y Alberto Peñín. El Palacio de Congresos de Cataluña forma parte del conjunto proyectual iniciado por el Hotel Rey Juan Carlos I a mediados del año 1992.  Su construcción se inicio en 1997 y fue inaugurado en abril del 2000.

Se trata de un centro de convenciones situado en la Avenida Diagonal 659, extremo suroccidental de la ciudad de Barcelona. Está ubicado junto al Hotel Juan Carlos I y sus jardines, el Fitness Center, el Club de Tenis Turó y el Club de Polo, y orienta sus dos fachadas principales a la calle de Torre Melina y a la Avenida Diagonal.

Está situado en lo que podría considerarse una de las puertas de entrada a la ciudad de Barcelona, próxima a una gran cantidad de equipamientos universitarios, deportivos, financieros, comerciales y hoteleros.

En 2001, el proyecto recibió el Premio Nacional de Arquitectura. En 2006 fue galardonado “Mejor Centro de Convenciones de Europa” por la organización Business & Incentives.

El conjunto está formado por varias edificaciones adyacentes, que conjuntamente, dotan de una gran funcionalidad y versatilidad al proyecto.

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Análisis

Urbanístico_ Su ubicación urbana en uno de los extremos de la ciudad considerado como una importante entrada a esta, consigue aprovechar al máximo las condiciones que ofrece.

El proyecto ha perseguido otorgar al conjunto una cierta vocación institucional como equipamiento público, ubicado en una zona de grandes áreas librescon una estrategia urbanística de ciudad jardín.

El complejo formado por los equipamientos y jardines acepta esta vocación de vacio urbano y genera referencias formales y funcionales propias y autónomas. Ubicándose en un entorno en el que el campo y la ciudad están presentes, el Palacio de Congresos se situa en una cota alta que domina el paisaje urbano y abre sus vistas sobre Montjuïc y la costa.

El edificio se fragmenta en diferentes volúmenes para lograr así adaptarse a la topografía en pendiente, facilitando su asentamiento en el lugar y aprovechando el desnivel existente entre la avenida Diagonal y los jardines de la Torre Melina. Esta idea de descomposición del volumen logra desmaterializar mínimamente un gran cuerpo,  construído así con el menor impacto posible sobre su visión desde la ciudad. Esta fragmentación visual exterior es contrarrestada una vez estamos en su interior, sorprendiéndonos por su gran unidad volumétrica y espacial. También la unidad de la materialización exterior siendo de hormigón blanco  en su totalidad contrasta con dicha composición por agregación. El conjunto se configura como un sistema social de piezas imbricadas entre sí que se conforman a modo de una mini-ciudad.

El acceso principal al edificio desde la avenida Diagonal y la calle Torre Melina se establece como transición y contrapunto, entre un espacio exterior de condensación, previamente comprimido por la marquesina de entrada que otorga al acceso un espacio sombrío, y el amplio y luminoso vestíbulo interior que manifiesta el contraste entre la austeridad exterior y la riqueza espacial interior. La masa uniforme de hormigón blanco vista en el exterior se desmaterializa en su interior dando paso a un espacio antagónico en el que se enfatiza la luz gracias a la oscuridad ciega de la materia que lo rodea.

La fachada a la diagonal presenta un skyline urbano de un único material. Su ligero giro respecto a la avenida Diagonal nos ofrece una visión difícilmente frontal, en la que los diferentes cuerpos van descubriéndose progresivamente en la visión del peatón. El juego de las alineaciones refuerza esta idea de movimiento tanto en el perfil urbano como en la planta, haciendo emerger espacios de distinta cualidad. La percepción nunca puede ser global sino sesgada debido a la geometría del solar.

 

Arquitectónico_ Nos encontramos ante un conjunto en el que la luz y las fugas visuales se han empleado como principales protagonistas del espacio. Se da gran importancia a los espacios circulatorios, que carecen de programa funcional, con el fin de evitar la sensación de concentración masiva de personas.

El edificio se divide en tres cuerpos separados por dos pasillos interiores que conectan las dos fachadas, estableciendo una comunicación visual entre la Av. Diagonal y los jardines, ofreciendo luz natural a las diferentes estancias.

El acceso exterior caracterizado por su vocación de espacio comprimido y sombrío da paso al interior del hall principal donde la luz queda enfatizada gracias al estado previo de condensación de la marquesina de entrada. Dicho espacio interior posee un lucernario formado por cuatro hendiduras que introducen luz de norte, sur, este y oeste dotando al espacio de diferentes tonalidades de luz a lo largo del día. Estas piezas captadoras de luz se configuran en función de su orientación, el oeste y el este son diedros convexos, prácticamente verticales a los rayos horizontales, en cambio el norte y el sur se configuran mediante diedros cóncavos. Estos cuatro rectángulos conformados por pliegues abstractos dotan a la luz como principal protagonista del espacio otorgando un plano de naturaleza abstracta gracias a la ausencia vertical de materia.

Mediante el uso del hormigón como material pesado se consigue que la luz adquiera una cualidad de ingravidez. El muro de hormigón posee la característica de estereotómico, ligado a la materia de la arquitectura. La arquitectura es ella misma y nace de unos sólidos muros, haciendo que en la arquitectura destaque la idea de continuidad, solidez, gravedad, e inmutabilidad en el tiempo. La idea de continuum hace que el muro estereotómico se relacione con la construcción in situ y se encuentre ligado a la tierra.

El espacio de la arquitectura estereotómica se contempla en quietud, debido a su perfección hermética, geométrica y continua. Se enfatiza la luz gracias a la oscuridad ciega de la materia que la rodea.

La sección del espacio circulatorio que da acceso al auditorio está formada por una sucesión de cajas, y planos de hormigón, que levitan gracias a la disposición de 7 ventanales a norte, dispuestos en forma escalonada para dotar al interior de diferentes alturas y gradación cenital.

En la parte sur del edificio se sitúa el foyer, un espacio dotado de un gran ventanal y orientado a los jardines de la Torre Melina. Un espacio un tanto distinto al resto del edificio debido a su geometría en planta (triangular) y por ser el único lugar en el que existen pilares, formados por dos IPN400 en forma de cruz. Dicho espacio posee un altillo al que se accede mediante una escalera torsionada que abre sus vistas hacia Montjuïc. Estamos pues ante un espacio completamente diferente al hall, aquí la materia pesada, el hormigón, desaparece en uno de sus planos verticales para poder así contemplar el espacio exterior que lo rodea, se diría que este espacio posee la característica de tectónico (todo aquello que está ligado a lo que no es arquitectura). La construcción tectónica es ligera y la arquitectura nace de la naturaleza que la rodea. En concepto, tectónico, conlleva la ausencia de la materia capaz de dejar que la naturaleza se incorpore a la arquitectura. Estamos ante la arquitectura de la levedad enfatizada por la ligereza de los pilares y la escalera. La materia del muro tectónico tiene carácter vivo, pues es la materia natural la que más evidencia su construcción y la que es más ligera, abierta, discontinua y cambiante en el tiempo.

El Auditorio posee una capacidad para 2.027 personas. Este puede dividirse en dos espacios  independientes mediante un panel acústico que separa la platea del anfiteatro y formar así dos salas con capacidad de 450  y 1600 personas. Más allá del escenario se abre una ventana visual hacia el jardín ofreciendo así una fuga visual y evitando la percepción de espacio cerrado.

La Sala de Exposiciones, denominada también “Sala Mágica”, ocupa una superficie de 2.050 m². Las paredes laterales se componen de módulos formados por paneles de madera de dos caras (arce e iroko), estos ofrecen la posibilidad de ser girados y configurar el espacio de diferentes tonalidades dependiendo de las necesidades del acto. Estos espacios intersticiales formados por los módulos de los paneles disponen de luz cenital, permitiendo así iluminar, tanto la sala como la calle interior.

El Área Polivalente, con 1.084 m² de superficie, puede dividirse hasta en 18 salas independientes.

Fachada

La fachada de hormigón blanco gira y se pliega para convertirse en fachada interior. El mismo material está presente tanto en el exterior como en el interior dando así unidad al conjunto.

Se realizó un cuidadoso estudio y tratamiento de los encofrados, donde la modulación transversal a 5,25 m era la protagonista,  se usaron encofrados de 2,625×1,50 m en chapas de 4 mm de espesor. La disposición y coincidencia de las juntas fue un tema decisivo para su aspecto final. Los latiguillos se sellaron con discos de acero inoxidable y los lucernarios quedaron perfectamente integrados mediante tubos del mismo material. El proceso constructivo y la fragmentación del edificio en diferentes cuerpos permitió que no hicieran falta juntas de dilatación.

La gran ventana de la caja mágica que da a la diagonal está formada por una serie de lamas de hormigón in situ de 1,20×0,25 m sujetas por IPN 400, perforadas para permitir el paso de las armaduras. Unas UPN 160 arriostran los pilares y ocultan a su vez las carpinterías formadas por chapas plegadas de acero. Estas lamas, que dan a la Av. Diagonal, giran en las esquinas. Al otro lado, en la fachada que da a los jardines se produce una asimetría, siendo esta diferente debido al programa que se ubica, principalmente de servicios.

La fachada oeste es más hermética. El voladizo de hormigón aparece longitudinalmente a lo largo de toda la fachada consiguiendo una mayor horizontalidad y sombreando los paneles de latón sulfurado que integran las puertas de salida de emergencia del auditorio.

Desde la fachada este se puede percibir la sucesión de volúmenes que forman el conjunto del edificio, escalonados de menor a mayor altura, rematándose el último con un volumen de zinc como hito urbano.

Estructura

El programa que contiene el edificio obliga a este a tener grandes espacios sin pilares, por eso se optó por el sistema estructural de losa maciza de hormigón pretensado para salvar estas grandes luces de entre 15 y 26 m, en el caso más extremo la losa ha llegado a tener un canto de 65cm.

Debido al carácter multifuncional nos encontramos con algunos elementos singulares según la tipología de espacio. El anfiteatro del salón de actos con unas dimensiones en planta de 29x15m carece de pilares gracias a la estructura metálica bidireccional formada por una viga armada de acero estructural de 2m de canto. El voladizo del acceso es otro punto singular del edificio, este carece de elementos auxiliares de sustentación y únicamente se apoya en dos caras de 8 m por 11 m en planta, la losa de hormigón pretensado tiene un canto máximo de 25+15 cm y otorga al conjunto, en la zona de acceso, de una gran fuerza visual.

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Reportaje Fotográfico
12 Capturas Exteriores + 12 Capturas Interiores

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P    L    O    T

La diversidad y autonomía funcional de los diferentes espacios otorgan al edificio la posibilidad de utilizarse simultáneamente para diversos eventos, todo ello, gracias a la disposición de las salas y sus espacios de circulación. La flexibilidad de cada uno de estos espacios permite crear diferentes configuraciones en función del evento que vaya a recibir.

Esta es una de las premisas que los arquitectos Carlos Ferrater, José Maria Cartañá y Alberto Peñín tuvieron muy en cuenta, la polivalencia del conjunto en todos sus aspectos.

Los espacios de circulación, las visuales y el uso de la luz natural ofrecen una gran calidad lumínica y espacial en el interior que pone de manifiesto el haber tenido en cuenta hasta el más mínimo detalle en el diseño del edificio. Es en sección dónde se ve reflejado este echo tan característico, la fluidez de la luz y del espacio, que se comprime y descomprime configuran todo el recorrido público.

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